Nuevo León, México – En un nuevo episodio político en Nuevo León, el arresto del académico Alfredo Jalife ha desencadenado especulaciones sobre posibles maniobras políticas, con el Palacio Presidencial sugiriendo que podría ser una estrategia para dañar la campaña de Claudia Sheinbaum.
La distancia marcada por Sheinbaum ante el conflicto con Tatiana Clouthier revela una estrategia calculada. La candidata de Morena argumentó que las disputas de difamación deberían manejarse en el ámbito civil, no penal.
Sin embargo, en el entorno presidencial, se interpreta el arresto como una jugada política. Se destaca la estrecha relación de Alejandro Moreno Cárdenas con el PRI de Nuevo León, sugiriendo que orquestó la detención de Jalife para retratar a Sheinbaum como una candidata autoritaria, aprovechando la conexión del PRI con juzgados y fiscalías estatales.
Los principales socios de Alito en la entidad norteña, Francisco Cienfuegos y Adrián De la Garza, poseen una fuerte capacidad de cabildeo judicial. Este último incluso tiene posibilidades de convertirse en el próximo fiscal estatal.
El poder del PRI en los juzgados de Nuevo León es evidente en sus enfrentamientos con el gobernador Samuel García. En instancias locales, el PRI prevalece, mientras que en las federales los resultados son más parejos.
La relación de Arturo Salinas, titular del Poder Judicial de Nuevo León, con Cienfuegos y De la Garza refuerza la influencia del tricolor en organismos autónomos. Se especula que Alito aprovechó estos contactos para complicar la campaña de Sheinbaum.
Si se confirma esta tesis, sería una demostración más del peso adquirido por el PRI de Nuevo León en la maquinaria política. Después de derribar la candidatura presidencial de Samuel García, ahora siembran conflictos en la 4T.
Jalife, con vínculos significativos en la 4T, ha mantenido diálogo con secretarios de Estado y tiene nexos con prominentes actores políticos, como Adán Augusto López Hernández, Rocío Nahle y Marcelo Ebrard.