Al inicio de la gestión del Presidente de los Estados Unidos, Donanld Trump, emitió una recomendación y posteriormente una prohibición para vender teléfonos de las marcas chinas Huawei y ZTE cerca de las bases militares, por considerar que podían utilizarse para localizar militares y bases militares.

El Gobierno del Presidente Trump han impuesto un bloqueo a la Empresa ZTE para utilizar componentes fabricados en los Estados Unidos, en especial los componentes fabricados por la empresa Qualcomm: microprocesadores, componentes y chips para telecomunicaciones inalámbricas y otros componentes electrónicos utilizados en teléfonos celulares, tabletas, dispositivos de comunicaciones alámbricas e inalámbricas.
Esta prohibición se le aplicó a ZTE porque según las autoridades norteamericanas, ZTE proporciona productos tecnológicos a Irán, que por contener componentes hechos en los Estados Unidos, implicaría una violación a los bloqueos económicos a Irán. Además, se está investigando una posible sanción en los mismos términos para Huawei.
El bloqueo a ZTE ha obligado a esta empresa a suspender sus ventas a nivel mundial, tanto en negocios físicos como en sus tiendas en línea. La empresa comunicó que cuenta con recursos suficientes y que sus actividades se enfocan or el momento en cumplir con sus obligaciones comerciales contraídas anteriormente, mientras que su personal se encuentra trabajando normalmente, pero sin mucho que hacer.
Esta interferencia de la política en las empresas tecnológicas no es algo nuevo y ha sucedido de muchas maneras a lo largo de los siglos XX y XXI.
Ejemplos de esto fue, al final de la Segunda Guerra Mundial, el control que tomaron las potencias aliadas de las industrias de Alemania, como el caso de Bayer y Opel, que fueron controlados por consorcios de los Estados Unidos, y que a finales del siglo XX volvieron al capital alemán, o la industria relojera de Glashütte, que fue controlada por los rusos, mucha de su tecnología usada en los relojes de marcas rusas, y que apenas en el siglo XXI vuelve a ser una marca y ciudad relojera que retoma su calidad y prestigio en el mundo como calidad alemana.
Pero sin duda, el caso más sonado y con semejanzas a lo que actualmente sucede con ZTE, es la demanda que víctimas del régimen nazi entablaron en contra de la empresa tecnológica IBM. En esa demanda, que coincidió con la publicación de un libro sobre el tema, la empresa tecnológica proveyó equipo tecnológico al gobierno Nacional Socialista de Alemania, quien pagó por el equipo y capacitación, que posteriormente fueron usados para controlar y clasificar a los individuos que eran enviados a los campos de concentración. Esto llegó al despacho que hizo la demanda a señalar a esta empresa como “cómplice” del régimen nazi, y a exigir una indemnización millonaria.
¿Nota alguna semejanza con la situación actual?